lo desafía de forma mansa.
Su cuerpo vuela.
La tiesa brisa
no lo puede asir.
Pero es uno de los pocos testigos
que presencia la zambullida.
Mira a su alrededor.
Solo pastizal y su ropa sencilla.
Remera, short y zapatillas.
Si tuviera una sonrisa ese sol.
Pero el ocaso violeta
es el encargado de ese gesto.
Nada.
Pronto, oscurece.
Los grillos salen de su siesta.
El baile de las luciérnagas
acompaña la media luna.
Luz eterna.
En el río, también hay plena paz.
Contiene la respiración.
Bellos ojos, cerrados.
Silencio.
Paz.
Oscuridad.
Otra noche natural.
15/03/2015
C'est la Vie!
El ChejoViano
El ChejoViano
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