Sus mundos privados desistieron y se reencontraron.
La casualidad, ¿o causalidad?, vino de la mano.
El mismo vagón. Las mismas sonrisas encontradas.
Pasajeros fusionan sus asuntos
con las miradas perdidas
al piso lúgubre y las ventanillas
al piso lúgubre y las ventanillas
que esperan por su limpieza.
Bajan todos.
TODOS.
Ellos se miran. Sonríen. Saludos tímidos.
Ella, ojos vidriosos.
Ella, ojos vidriosos.
Él resiste, pero también lagrimea
por los alrededores de su corazón.
Frente a ese tumulto, un abrazo a ojos cerrados.
Frente a ese tumulto, un abrazo a ojos cerrados.
Lágrimas que acarician sus hombros.
Nostalgia, estima, amor.
Nostalgia, estima, amor.
Y los corazones, rojos de emoción.
Sonrisas de algún que otro pasajero.
Sonrisas de algún que otro pasajero.
Con la ilusión de llegar y sonreírle a esa personita.
Abrazos y un Te Quiero.
C'est la Vie!
El ChejoViano
El ChejoViano
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