Daiana cierra suavemente
la puerta de su sobria casa.
Deja puesta su llave.
De ese gesto sutil pasa al frenético.
De ese gesto sutil pasa al frenético.
Solo se escuchan un par de jilgueros.
Los perros ladran a extraños noctámbulos.
Agitada, quiere llegar a la cima.
Le falta un poco de aire.
Bendice el ahora aire matinal.
Cierra sus ojos por el cansancio.
La meseta parece ser una llanura.
Agitada, quiere llegar a la cima.
Le falta un poco de aire.
Bendice el ahora aire matinal.
Cierra sus ojos por el cansancio.
La meseta parece ser una llanura.
Y llega a su razón. Mira los alrededores.
Todavía está agitada.
Daiana se agacha para descansar un poco.
Cierra sus ojos por un segundo y se reincorpora.
-Ok-carraspea.
Saca su viejo revolver con su mano izquierda.
-Ok-carraspea.
Saca su viejo revolver con su mano izquierda.
Comprueba la cámara. Llena. La cierra.
Toma aire y levanta el arma hasta el cielo rojizo.
Toma aire y levanta el arma hasta el cielo rojizo.
Se muerde los labios.
Cierra sus ojos color miel
y hace los disparos.
Disparos al aire.
Disparos al aire.
A cada tiro su mano derecha tiembla levemente.
Las municiones vuelven a su destino.
Finalmente, cansada.
Aterrizan sobre el suelo pedregoso,
sobre una serpiente,
sobre una hojarasca
y sobre una lata de gaseosa.
Cosas insignificantes.
No mueras Daiana.
Cosas insignificantes.
No mueras Daiana.
C'est la Vie!
El ChejoViano
El ChejoViano
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