y tensiones puestas sobre la mesa
hacen parpadear lentamente
a la sobria joven de hartazgo completo.
En medio de ese reflote de masa espesa
ella cierra sus profundos ojos
y reclina su silla haciendo un sonido particular
cual leve canto de gaviota matinal.
La familia apenas se percata de ello.
Y menos cuando cae hacia la desvanecencia.
Desaparece de ese cuadro recóndito
y nefasto que no es sino un típico hogar.
Y de repente ella está en su Edén propio.
Arena, sol y mar construyen su heroica paz.
Para siempre desea estar acá.
A la mierda esa mesa de mierda.
Por fin, paz.
24/01/2018
C'est la Vie!
El ChejoViano
El ChejoViano
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