Sin poder dormir por varios días,
el techo de su pieza
es testigo de ello.
El viento dejó de ser
el único sonido
que podía tranquilizar
a este temeroso sujeto.
No desea oír ese extraño ruido
que eriza.
Debajo de su desordenado lecho
hay algo que respira
y murmulla con quejidos
Se es inentendible
en ese lugar tétrico.
El durmiente,
en estado de alerta sin esmero,
tiene pavor a lo que hay adentro.
Prisionero de esa cosa, sin salida.
¿Hasta cuándo lidiar con ello?
20/09/2017
C'est la Vie!
El ChejoViano
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